Si hay algo que odio es cuando, como militantes del campo nacional y popular, nos ponemos al mismo nivel de debate ridículo que tienen los libertarios. Como Milei salió a armar una operación mediática contra Ian, niño con austismo que comunica en los medios sus sentimientos como tal, hay quiénes ahora le salen a pegar al "Niño Libertario" que fue recibido en Casa Rosada. No es por ahí.

Ambas niñeces, ambas formas de ver, sentir y expresarse son totalmente válidas y no tenemos porque decir qué esta bien y qué esta mal. El adultocentrismo que veo en este debate es horrible.

Ian es una persona tan joven aún que eligió comunicar desde su realidad, contar lo que le pasa, lo que piensa y asi poder ayudar a otres a que entiendan lo que le sucede a las infancias con autismo, y fueron sus padres quienes acompañaron esa ideas, porque lo primero que atacan los libertarios son elles, que "porque lo educan así", "cómo pueden permitir que un padre eduque así a sus hijos" y tantas otras frases que nacen de las mismas personas que después critican la ESI diciendo "con mis hijos no te metas". Esa bipolaridad si se puede ver.

Pedro es un niño que sueña con ser ministro de Economía, inspirándose en los reiterados discursos de Milei sobre la temática. ¿Hay una influencia familar? ¿Fueron las redes sociales que influenciaron a Pedro en su deseo? ¿Por qué sus padres le dejan usar las redes desde tan chico? Son cosas que tal vez nos estemos preguntando porque parece un hecho trágico que un niño de 10 años piense de esa manera, que sea un "mini libertario", y terminamos siendo iguales a Milei. Acá lo que quiero destacar es que Pedro sueña con ser, no importa que, sueña. Y eso es algo que muches hemos perdido con los años, no tenemos sueños, tenemos ambiciones personales y egos, muchos egos.

Hemos olvidado ser niñes hace mucho tiempo. Olvidamos cuantas veces queríamos expresar como nos sentíamos y siempre terminábamos acatando lo que decían los adultos, sea nuestros padres, familiares, docentes, etc. Hay quienes han tenido padres que los han dejado soñar y muchos otros que les han cortado las alas. Pensamos y criticamos desde nuestro lugar de adultos, nos creemos dueños de la verdad y "nunca haces lo que decis, Marta! Mejor no digas nada".

Ese mismo tiempo que usamos para criticar o ver que esta diciendo Milei o los nuestros sobre las infancias (cosa que me parece horrible que el presidente de la Nación salga a bardear a un nene), mejor invertirlo en mejorar nuestra interacción con y la generación de infancias libres, felices y llenas de ganas de cumplir sus sueños, sus metas. No les cortemos las alas, enseñemosle y demosle también el lujo de equivocarse, porque no hay mayor maestro que el error. ¿O acaso todes nacemos siendo "perfectos"?