
Aca les comparto un breve resumen de los últimos días de Semana Santa que vivimos en la comunidad de la Parroquia Cristo Salvador, comenzando con el Viernes Santo y culminando con el Domingo de Pascua.
En silencio y en un acto de penitencia, se realizó la misa de Viernes Santo y, luego, la adoración a la cruz. El silencio es en acto de respeto a quién entregó la vida por nosotros y que estén tapadas todas la imágenes, desde la noche del Jueves Santo hasta el canto del Gloria en la Vigilia Pascual que viviremos mañana, nos dice que en este tiempo no debemos adorar a otro santo más que a Jesús y significa un desierto que nos recuerda el lugar en donde Él hizo penitencia, que es lo que en este día hacemos.
Luego se realizó el tradicional Vía Crucis, que se realizó alrededor de la Plaza Belgrano de Parque San Martín. La décimo cuarta estación terminó en el centro de esta plaza, frente a la ermita en la que está Nuestra Señora de la Merced. Finalizamos el Vía Crucis dándonos la paz entre hermanos y hermanas y llevándola a nuestros hogares.
Además, el diácono Daniel nos propuso, al finalizar la adoración que realizamos ayer, traer una cruz armada por nosotros. Por eso, junto a mi grupo de catequesis, realizamos cruce con palitos y pasto, entregandolas a jóvenes y niños que estuvieron presentes.
El ingenio y la creatividad es algo que a los niños y niñas les propone a hacer algo y no quedarse quietos, eso es lo quiero de ellos como catequista, que nunca se queden en un lugar y siempre hagan algo, que se muevan, tanto como para ellos, como para su familia o comunidad. Además, no quiero que los chicos que estarán conmigo en primer año se queden parados, nos vamos a mover por todo el barrio y, como dice el Papa Francisco, vamos a hacer lío.
El sábado, mediante la propuesta de nuestro párroco, el Padre Ariel, los chicos de Segundo Año de Comunión decoraron huevos con diseños totalmente propios y creativos. Solo por esta vez, fueron acompañados por mí, guiandolos a que creen los distintos diseños de los huevos en grupos.
A la tarde, en un silencio profundo y a oscuras, la misa comenzó con la bendición del fuego en el patio del Jardín Cristo Salvador y la del Velón Pascual, luego se leyeron 4 lecturas del Antiguo Testamento seguidos de Salmos. Al sonar el gloria se iluminó la parroquia y sonaron las campanas, para decir que “el que estaba muerto, está resucitado”. La misa prosiguió normalmente y el diácono Daniel remarcó profundamente en su homilía algo que, en simples palabras, debemos tener siempre en cuenta: "El bautismo no significa nada, sin la resurrección, es un mentira, el bautismo es un paso de una vida vacía, sin sentido, a una vida plena en el señor".
El domingo por la mañana, vivimos una hermosa misa de Pascua con una multitud en nuestra parroquia. El padre Ariel, en su homilía, nos habló de "las cosas que debemos hacer morir para poder hacer nacer cosas nuevas". Los chicos de nuestra comunidad estuvieron presentes y llevaron las ofrendas ante el altar.
¡FELICES PASCUAS!